miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Cómo huir cuando el carcelario está dentro nuestro?



Atrapados por nuestro propio malestar
Solemos saber muy bien lo que tenemos que hacer, que resolver, para que nuestras vidas “fluyan”, pero continuamente evitamos hacerlo. Cada vez que intentamos dar un paso al frente una molesta sensación interna o simplemente perder la motivación nos detiene.
Cuando actuamos así estamos escudándonos en el miedo. O eso creemos, que es lo más irónico, que nos protegemos como un erizo, pero no es así y a la larga no damos cuenta. Nuestro refugio no es cálido y acogedor, sino que es pequeño y estrecho y cada vez que intentamos salir a dar una vuelta nos retiene una molesta sensación en el cuerpo o simplemente perdemos la motivación.
¿Notan alguna semejanza entre los dos párrafos?
Estamos atrapados, cuando llegamos a este punto somos prisioneros de nuestros propios miedos y como buen carcelero nos censura cada vez que intentamos salir.
En este caso no estamos atrapados por razones legales, fuimos nosotros mismos quienes nos metimos allí, por tanto también depende de nosotros salir de allí. Lo difícil de esto es que solemos olvidarlo.
Salir no es difícil, solo requiere quererlo. Hablar con el carcelero, que se autodefine como “nuestro protector” y que nos atemorizará no todas las cosas horribles que hay adentro.
Seamos sensatos, el mundo puede tener sus peligros, pero también tiene la comida, el agua, las personas a las que queremos y todas las demás cosas que necesitamos solo para entrar a conversar de supervivencia y encima nuestro celador no es más que un delirio de nuestras mentes, por lo que muchas manzanas no a va recogernos. En resumidas cuentas solo podremos quedarnos en nuestra burbuja lo que nuestras reservas de gordura nos aguanten.
En este punto surgirá el astuto que declarará “yo puedo estar deprimido o ser iracundo o lo que sea, pero aunque el celador viva en mi cabeza, yo puedo comer todas las papas fritas que encuentre, a mi nunca me faltará comida”
Si gordito, tienes razón en que nunca te faltará comida, pero déjame contarte que “comida” no es necesariamente sinónimo de “nutritiva”. Esas papitas por ejemplo son comida, pero no son nutritivas para tu cuerpo y ni hablar de tú espíritu. Si tú cuerpo necesita nutrientes para estar sanos, como vitaminas o carbohidratos, entonces tu mundo emocional necesita emociones positivas para mantenerse bien, porque el también puede comer las negativas, que le damos bastante, pero eso no lo nutre.
Acrecienta algo, lo negativo, es cierto. Pero nutritivo o positivo es igual a “bueno”, que es aquello que nos favorece nuestra existencia y bienestar, por tanto algo negativo no lo hará, es casi como acumular enfermedades en el cuerpo y coleccionarlas como laminas de un álbum.

Para salir basta hablar con el celador. Tenemos dos formas de enfrentarlo, la interna, que es la más potente, pero que requiere mucha fuerza interior y valor, que podrían considerar emocional o esotérica y la externa, que no es tan resolutoria, pero nos sube el ánimo y nos da la fuerza para practicar la primera cuando estamos en cero.
La interna consiste en meditar, tanto en sentido místico como intelectual. En recordar, dejar fluir y atrevernos a sentir las emociones negativas, una a una. Las sentimos y las visualizamos saliendo de nuestro cuerpo. Por cada tres que dejamos salir nos visualizamos cubiertos y rellenándonos de una suave luz blanca. Puede tomar algunos años, pero a la larga eso saca todo, todo, todo, lo que tenemos de oscuro en el alma. Es una forma previa y más segura de la meditación en dorado, ya que es una modificación de la meditación en blanco.
La segunda es física, yo la llamo “el rescate de los tres chakras pilares” el cine contemporáneo la llama “come, reza y ama”.
Salvando, reabriendo y estimulando el primer chakra. Muchos se vuelven adictos a los gimnasios por este punto. No entienden que el ejerció es importante para este chakra, pero lo más importante es la risa, vean comedias, lean libros de chistes, humor simple, negro, ironía, todo está permitido, pero ríanse y ojala a carcajadas y recuperen el gusto por todo lo que implica está vivo, como caminar, correr, nadar, sexo, perfumes, conciertos, etc.
Luego rescate al cuarto. Llore y llore, le aseguro que tiene penas de las que ni se acuerde, pique cebolla si es necesario y recuerde hidratarse después. Escriba sus sentimientos más negativos en cartas y luego quémelas (eso purifica la energía negativa que descarga sobre ellas). Use el fuego con responsabilidad, consejo personal. Después de eso ayude a los demás, como buen boyscout. A cruzar las calles, sea voluntario en hogares de ancianos a lo que ya nadie quiere, de niños abandonados a los que nunca quiso nadie, de marginales viviendo hacinados y con un único colchón para la familia, que se quieren de formas como usted jamás quería ser querido y menos que quisieran a sus hijos. Llénese de su amor y gratitud y ámelos. Y sobretodo escúchelos, porque a la larga se dará cuenta que es mejor escuchar cualquier cosa antes que a su propio y negativo “dialogo interior”; esa vocecilla parasitaria y asustadiza que se cree más inteligente que cualquiera, que se entretiene criticando zapatos y cuyo único logro probado ha sido convencerlo de que no puede vivir sin ella. Si quiere poner a prueba ese punto, practique todos los días meditación por diez minutos y me cuenta en un mes. Ame y hable con su familia y con los amigos que tenga problemas o escriba cartas. Las personas a las que más odia cuando está mal son nuestros más grandes maestros, no llevan al límite, pero si elegimos amarlos superamos el vinculo kármico y si nos los topamos en otra vidas ya no será haciéndonos la existencia miserable.
El séptimo chakra. Es de la fe, pero no como creencia, si no que como certeza absoluta. Hay quienes creen que existe dios porque se lo han contado, hay quienes saber que existe dios porque intema y personalmente lo sienten. Este estado se alcanza confiando en la vida y en la gente. Su padre lo retaba si no estudiaba de pequeño. Lo que él hacía tenía un fin bastante más amplio de lo que usted podía intuir en el momento del sermón. La vida es igual. Aprenda a confiar en ella. Si entendiéramos y supiéramos de antemano porque pasan las cosas que pasan no sería igual de entretenido. La gracia es jugar a juntar las partes, remendarlas y luego volver a mirarlas. Esa es la mayor bendición de los viejos. Tienen más retazos para ver, es más amplio lo que alcanzan a comprender. Otras formas son meditando o acostumbrándose a hablarle directamente a Dios, como a un amigo o escribirle. Antes de que me tilden de loca comentaré que Einstein tenía este hábito. Así que ya sabe, recuerde que cada vez que un prejuicio le presione la guata o la garganta, puede ser una forma de protegerlo de una idea “nociva” para su sistema o que así la sienta, pero también podría ser que su interlocutor estuviese mejor documentado que su vocecilla.

Nota; Evite las drogas y al alcohol a toda costa, un trago es suficiente para dilatar todos los chakras, vaciándolos de su energía y obligándolos a reabsorber lo que encuentren en el medio, que suele ser negativa. Los alcohólicos y los drogadictos son como los choritos del mar, los pobres absorben todo lo malo que soltamos, pero a diferencia de las plantas no lo purifican, solo lo acumulan. ¿Sabían que por eso los judíos no comen choritos ni moluscos en general? ¡Cuántas veces habrá servido usted de chorito a su prójimo, comiendo problemas ajenos, solo este año?